El pasado noviembre los vecinos de Restinga se despertaron con ruido de bocinas. Treinta y cuatro ómnibus recién salidos de la fábrica se amontonaban en un aparcamiento al aire libre. Finalmente podrían desplazarse al centro de la ciudad sin tener que hacer entre dos y tres trasbordos para llegar al trabajo. En los últimos 25 años los habitantes de esta región de la zona sur vieron cómo sus deseos se cumplían. Primero el saneamiento básico, después electricidad, guarderías, cursos de formación profesional para adultos. La gran fiesta llegó con el primer hospital y ahora dos nuevas líneas de ómnibus.
Si el presupuesto participativo (PP) es el símbolo de la gestión municipal de Porto Alegre, Restinga es quizás el barrio que mejor lo representa. Pero “democratizar la democracia”, como define ...
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