—El nombre del disco (El mar sin miedo1) parece remitir a “tirarse al agua”; a mandarse sin importar mucho las consecuencias. ¿Hay algo de eso en el disco, pensando en que no está en la línea de tu trabajo anterior2 ni de lo que has hecho antes?
—Hay algo de eso, sí. El nombre apareció como parte de una letra y hasta ése momento era sólo parte de una letra, pero en un momento me dio la impresión de que tenía varios sentidos al mismo tiempo; uno es ése, lo de agarrar y tirarme al agua y no me importa… y también al revés: no sólo no me importa si el disco es distinto; quiero una cosa que sea distinta.
Otro sentido tiene que ver con cómo ha sido el proceso mío con la música en los últimos años, que me paso yendo y viniendo de Uruguay a España; eso de animarse a cruzar ese océano que hay entre...
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