—Una idea bien curiosa, hacer una película sobre alguien que quiere apostatar (no suena demasiado bien). ¿Dónde se originó esa idea?
—Surgió cuando me enteré de que un íntimo amigo mío –en este caso coguionista y el protagonista de la película, Álvaro Ogalla– estaba intentando hacerlo en Madrid, y me pareció algo muy curioso, como hecho en sí mismo, simbólicamente, y en este caso apostatar quería decir representarlo totalmente, y por eso quería dejarlo atrás.
—¿Cómo representarlo totalmente?
—Él quería dejar atrás algo que tenía que ver con su educación; había sido bautizado, había tomado su primera comunión, y quería dejar algo que le era natural porque tenía que ver con su herencia, con su tradición, con sus valores, todo un entramado del que él formaba parte. Álvaro me contó por carta s...
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