En la visita protocolar que el recién electo presidente Jorge Batlle hizo a la redacción –y que gracias al gordo Guillermo, con el que había compartido otras horas de redacción en tiempos pasados, se volvió un divertidísimo match de anécdotas y recuerdos–, Guille le dijo, con su sonrisa miope: “Estoy igual que vos, donde siempre quise estar, pero en el peor momento”. El Gordo tenía una larga experiencia de prensa –Marcha, La Democracia, La Idea, El Plata, Tribuna–, y la aplicó, además de sus contactos, su enorme capacidad de diálogo, su falta de prejuicios y ese don de caballero antiguo capaz de sortear la trampa de cualquier salón, para intentar sacar al semanario de la crisis y entablar con sus colegas de otros medios una unión capaz de afrontar los problemas comunes. Trabajó sin desmayo...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate