“No sé si felicitarte o darte el pésame”, dice un viejo refrán. En este invierno europeo, el líder del Partido Socialista, Pedro Sánchez, podría ser perfectamente su destinatario: desde hace diez días intenta conseguir los apoyos necesarios para ser designado como presidente de España. Así se lo encargó el rey Felipe VI, quien tomó esta decisión tras mantener una nueva ronda de reuniones con los portavoces de todos los partidos con representación parlamentaria. Sánchez recogió el guante y puso manos a la obra. Sin embargo, España es tan ingobernable hoy como podría serlo mañana, ya sea con un presidente socialista o con unas nuevas elecciones. El panorama, reconocen desde filas socialistas, sigue siendo muy poco esclarecedor.
Siguiendo los pasos estipulados por la Constitución de 1978 –tex...
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