Esta es la historia de Elizabeth Martínez, una madre, pequeña comerciante, a quien un día de 2013, de un momento para el otro, le desaparece su hija más pequeña. La niña consentida de sus padres, la que nunca había hecho algo así, la que alguien se tenía que haber llevado, porque tenía apenas 14 años y siempre estaba acompañada. Dieciséis días más tarde su niña apareció junto a otra adolescente proveniente de Guanajuato, luego de que las abandonara el hombre que las había contactado por Facebook con la promesa de llevarlas a Nueva York. Apareció temblando, asustada, enojada, en un punto céntrico del entonces Distrito Federal. “¿Por qué me buscaron?”, preguntó la niña temblorosa. Entonces largó finalmente el llanto y abrazó a sus padres que, en ese momento, volvieron a vivir.
—¿Cómo te invo...
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