“Desde que empecé a leer quise ser un escritor, pero entré realmente en la literatura a los 16 años. En 1957 me puse a escribir un diario, que todavía sigo escribiendo y que ha crecido de un modo un poco monstruoso. Ese diario es la literatura para mí, quiero decir que ahí está, antes que nada, la historia de mi relación con el lenguaje. Yo escribía para tratar de saber qué era escribir: en eso (sólo en eso) ya era un escritor, es decir, alguien que escribe para averiguar qué es la literatura. Esos cuadernos eran, y lo siguen siendo, el laboratorio de la escritura: escribía continuamente y sobre cualquier cosa, y de ese modo aprendía a escribir o al menos aprendía a reconocer lo arduo que puede ser escribir. Por lo demás yo me inventaba una vida, hacía ficción y ese diario era una especie ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate