En pocas palabras, el acontecimiento puede resumirse así: Raúl Castro no designó a un nuevo segundo secretario del Partido –como se esperaba– sino que apeló a la reelección del hombre que hasta ahora venía desempeñando el cargo: José Ramón Machado Ventura. Se trata de un integrante de la “generación del Centenario” –como el propio Raúl y Fidel– que a sus 86 años posee un fuerte prestigio dentro de la maquinaria estatal, pero puede ofrecer muy pocas opciones de renovación. El hecho marca cualquier valoración en torno a ese cónclave político, decisivo en Cuba, donde cada cinco años se trazan las políticas económicas y sociales. Sobre todo porque determina un alto en la pretendida modernización del modelo.
“El simbolismo de sortear los cambios con la generación del Centenario es importante”, ...
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