Fue parte de esa gente de cine que se convirtió en tal a pura vocación, remando en un medio que, si bien era altamente receptivo a la degustación cinematográfica, presentaba pocas facilidades para generar producciones propias. Algunos adelantados, como Ferruccio “Fucho” Musitelli, Walther Dassori y Miguel Castro Grinberg, propiciaron y alentaron esas vocaciones, que apenas en los cineclubes –por ejemplo el Cine Universitario– que organizaban a veces concursos de “cine relámpago”, o en los que convocaba el Sodre, podían encontrar una vía de formación específica, de expresión propia y de contacto con el público. También estaba la publicidad. Precisamente un corto de cinco minutos en dibujos animados –género en el que Rodríguez Castro fue pionero en el país–, Una familia feliz, realizado para...
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