Un cartel, una hoja de resma escrita con resaltador verde colocada en el primer entrepiso del edificio donde funciona el actual dominical cooperativo Tiempo Argentino, resume el nuevo clima de trabajo interno: “Cuidá la limpieza: No hay más patronal, ni maestranza, ni Dios, ni…”. Tras la retirada y vaciamiento ejecutados a principios de año por la primera línea empresarial del Grupo 23 (la cara visible era el ex banquero Sergio Szpolski), los redactores y editores de Tiempo quedaron laboralmente a la deriva. Nadie los despidió en términos formales, ni encaró con ellos un plan indemnizatorio.
La comisión interna de Tiempo Argentino, uno de los motores del emergente sindicato de prensa porteño (Sipreba), comenzó a inicios de este año un plan de lucha para recuperar las fuentes de trabajo. Lo...
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