Además de la celulosa exportada, los nueve años de operaciones de Upm y los dos de Montes del Plata deberían haber generado toneladas de datos que, a su vez, sirvieran para dirimir un viejo desacuerdo: el de los impactos ambientales que pronosticaban los científicos y que desestimaban las autoridades. La realidad es que los datos existen y hace rato que se vienen generando, pero los científicos y las poblaciones uruguaya y argentina no acceden a buena parte de ellos.
La Corte Internacional de Justicia de la Haya, a partir del diferendo entre Argentina y Uruguay, encomendó a la Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru) que realizara un monitoreo frente a la planta de celulosa de la ex Botnia, hoy Upm, y en la de-sembocadura del río Gualeguay-chú. Pero los representantes de los dos país...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate