Y cómo no sería así, cuando toda la obra de este hombre que tenía 13 años cuando los nazis invadieron su país, nace de esa meditación, contemplación y acción desde y hacia esa patria disputada y desgarrada desde mucho antes entre sus peleadores nativos y distintos imperios angurrientos. La idea, y mucho más el sentimiento de “patria” (del latín patrĭa, familia o clan, patris, tierra paterna), tan sospechosos cuando ligados a la autosuficiencia y a un –generalmente inmerecido– complejo de superioridad, parecen volverse más intensos y legítimos en aquellas comunidades amenazadas por fuerzas foráneas en su voluntad de ser y pertenecer. De ahí la simpatía o antipatía que despierta el concepto, que parece tan fácil y no lo es, porque suele dar lugar a confusiones. No ha sido sin duda fácil para...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate