Proveniente del campo profundo, Leonilda hubo de vencer una gran timidez y las sucesivas trabas sociales a las que son enfrentadas las mujeres artistas en un medio hostil y competitivo como pocos. Su carácter se endureció, su crecimiento personal estuvo sujeto a los vaivenes emocionales de una vida que no le escatimó alegrías ni desengaños, como su relación sentimental con el grabador Carlos Fossatti, las etapas de éxito seguidas por profundas depresiones, el exilio y la conflictiva reinserción en el medio local tras el retorno.1 Pero la valoración de Leonilda en el campo de la gráfica latinoamericana debe atenderse en función de aportes de distinta naturaleza. Ante todo hay un componente organizacional, ejecutivo, que fue uno de los mayores talentos de Leonilda (impregnada de militancia p...
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