Si el libro de Marsh fuera un policial, lo ubicaríamos sin dudarlo en la línea hard boiled. Nada de remilgos: el doctor Marsh es de la línea dura y llama a las cosas por su nombre. Esto puede resultar particularmente crudo tratándose de historias médicas, pero ese es justamente el punto. Marsh quiere hablarnos de su trabajo, que consiste, básicamente, en serrucharle el cráneo a otras personas y manipular sus cerebros. La mayor parte de las veces salva vidas. O al menos las alarga y mejora. Pero Marsh no está interesado en contarnos sus éxitos, sino sus fracasos.
Esto es evidente desde la primera frase del libro, que es título y epígrafe. “Ante todo no hagas daño” es un conocido precepto médico atribuido frecuentemente a Hipócrates que mandata a no imponer ningún tratamiento a un pacien...
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