Corpachón robusto, voz gruesa y una gestualidad entre risueña y tosca, atributos que convenían a su nombre: Silvestre. Pero a no engañarse. Peciar poseía una infrecuente sensibilidad y era capaz de una formulación teórica decantada, que graficaba con palabras intensas que otorgaban a su discurso un tono persuasivo, entrador.
Falleció la semana pasada este montevideano cultor de utopías perennes. Fue alumno atento de Miguel Ángel Pareja e integrante del mítico grupo La Cantera, viajó becado a Perugia, Italia –donde se deslumbró con la obra del escultor Arturo Martini–, fue docente de secundaria y profesor de la Escuela de Bellas Artes cuando la reforma del Nuevo Plan de Estudios, en los años sesenta. Realizó su primera exposición de escultura en la Galería U de Enrique Gómez en 1974. Tuvo q...
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