Dado que no parece afiliarse a una estética de la cita o del diálogo textual, es posible suponer como no deliberado que el título La raíz de la furia (2016), del uruguayo Sebastián Miguez Conde, evoque otros dos del argentino Pablo Ramos: El origen de la tristeza (2003) y La ley de la ferocidad (2004). Los tres repiten una misma estructura gramatical que dice alguna manera de determinación sustancial de una emoción. Quien haya leído a Ramos podrá rápidamente señalar otras coincidencias: ambos crean mundos narrativos a partir de la experiencia subjetiva y social de la droga (no exclusivamente, en el caso de Miguez Conde) y recorren los espacios de miseria, soledad y brutalidad compartidos por dealers y consumidores. Ambos cuentan la salvación personal a través de la escritura. Estas ...
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