Hijo de una maestra metodista, Alix (el poeta le dedicó su libro de 1998 La abundancia), y de un artista que murió muy joven, Derek Walcott (ojos claros, “piel de visón” según Hilton Als)1 tenía ancestros negros y blancos, y su infancia transcurrió en lo que todavía era una colonia británica (Santa Lucía se convirtió en un estado independiente en 1979), un crisol, como se decía antes, de lenguas y tradiciones. Su lengua materna era el inglés, y publicó su primer poema, una invectiva declarada blasfema por un párroco local, a los 14 años. A los 19, con ayuda de su madre, hizo lo propio con dos libros. Uno de ellos se titula Epitafio por un joven: XII Cantos, y ya tiene voz de hombre solitario y algo agrio, viajero de alma, que no desdeña la maledicencia y la ironía en versos iridiscentes, p...
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