En la tarde del martes 4, 48 horas después del cierre de las urnas, el Consejo Nacional Electoral declaraba oficialmente y de forma “irreversible” al candidato oficialista Lenín Moreno como nuevo presidente electo de Ecuador.
El poco margen con que alcanzó su victoria el oficialismo –menos de 230 mil votos en un país con 12,8 millones de electores– le permitió a la oposición conservadora desarrollar una campaña declarando como fraudulentos los resultados de la elección. Su lógica es agudizar la polarización social existente, en la búsqueda de escenarios similares a los ya conocidos en Venezuela.
Mientras los seguidores de Alianza Pais celebraban durante la noche del martes, frente a su sede en Quito, el agónico triunfo de su candidato, a una distancia de apenas diez cuadras la oposición se...
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