En el libro Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, hay un cuento llamado “La tercera expedición” –creo recordar haber leído por ahí que se trataba de uno de los relatos preferidos de Jorge Luis Borges–, en el que se presenta una curiosa estrategia extraterrestre para dominar a los terrícolas que llegan a explorar: la expedición que aterriza en Marte encuentra un lugar amigable, una ciudad de la Tierra con casas y comercios conocidos, con personas comunes y corrientes que celebran la llegada de los visitantes. La ilusión creada por los marcianos tiene como objetivo ganar la confianza de los hombres, inutilizándolos y reduciéndolos a través de la comodidad y la cercanía.
El argumento de Bradbury es un buen ejemplo para analizar una de las líneas que el filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chu...
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