J M Coetzee ganó el Nobel de literatura en 2003. Treinta y cuatro años antes se había doctorado en la Universidad de Austin con un análisis computacional linguïstico sobre la obra de Samuel Beckett. El dato exótico viene a la memoria tras la lectura de Los días de Jesús en la escuela, su última novela. Coetzee es el tipo de escritor que cultiva un solo género. Él es un novelista y no alcanzan para moverlo de esa categoría los pocos títulos de no ficción que ha publicado o las reseñas que difícilmente se hubiesen llegado a traducir si no fuese por el premio mayor.1 Apenas aceptado esto, hay que admitir que su literatura prescinde de muchos de los rasgos y convenciones que se esperan del género narrativo. Su heterodoxia no acaba en la serie autoficcional de títulos como Infancia, Juventud y ...
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