Si se quisiera ofrecer una caracterización de la poética emergente de Regina Ramos, diría que es un cruce no muy fácil de rastrear en la literatura nuestra: el de una mirada crítica y metafísica del mundo rural, ya llevada a cabo por algunos referentes del criollismo tardío como Osiris Rodríguez Castillos o Wenceslao Varela, y el de la imaginería pop. Si Juana de Ibarbourou –desde su Melo natal– logró que sus versos agregaran al archivo existente de toda una tradición literaria un matiz de naturaleza domesticada, o sea, mostraba cómo un territorio que antes era hostil se iba convirtiendo en un paisaje roussoniano, Regina Ramos –desde su Rincón del Pino, departamento de San José– desdibuja ese territorio en cuanto punto estático de un conjunto de representaciones o ficciones que sostienen ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate