El sistema político ensayó respuestas que fueron desde la pena de muerte hasta el registro público de abusadores sexuales. El discurso punitivo, como en tantos otros casos, resurgió de la mano de algunos políticos que se embanderaron con soluciones de “mano dura” y depositaron en el “enfermo”, el “degenerado”, el “monstruo” todas las explicaciones de lo sucedido. Aunque hubo disidencias, y dentro de la casta política algunas voces llamaron a interpelarse, a reflexionar sobre la violencia de género y a pensar formas de prevención, el discurso predominante de los partidos parece haberse centrado en proponer diversas formas de castigo.
“Mano dura”, “cadena perpetua” y “seguridad eliminativa” fueron algunas de las medidas sacadas a relucir por el senador nacionalista Jorge Larrañaga. La expli...
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