Mientras los días de los pobladores de la región kurda de Afrin transcurren en medio de masacres y saqueos, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan siente que se difuminan los límites de su poder. Con la toma del enclave kurdo, que costó la vida de más de trescientos civiles, Erdogan se repone de la crisis que hizo tambalear su poder en 2016, cuando sufrió un intento de golpe de Estado. Pero, además de controlar Afrin, el presidente turco parece buscar la expansión de su régimen sobre territorio sirio e intensificar sus operaciones en Kurdistán iraquí.
La invasión de Afrin que inició Turquía a principios de año confirmó que la guerra en Oriente Medio está lejos de finalizar y que el gobierno turco no duda en hacer más profunda la crisis, darle oxígeno a grupos terroristas que estaban casi...
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