El violento motín policial que afectó a Bolivia hasta la semana pasada activó todas las alarmas, especialmente después de que el gobierno de Evo Morales denunciara planes para llevar adelante un golpe de Estado. Paraguay estaba ahí para dar dramatismo –y verosimilitud– a las denuncias.
El movimiento comenzó con una huelga de hambre de mujeres organizadas en la Federación Nacional Única de Esposas de Policías, el lunes 18, y siguió con el amotinamiento de centenares de afiliados a la Asociación Nacional de Suboficiales, Sargentos, Clases y Policías (Anssclapol). El centro del reclamo es un salario inicial de 2 mil bolivianos, algo menos de 300 dólares. Aunque se llegó a un acuerdo inicial, los sectores más radicalizados desconocieron a los delegados y aumentaron el listado de demanda...
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