Llegaba a su fin el mes de diciembre de 1973. La dictadura recién inaugurada –aunque ensayada prolijamente durante más de cinco años, con pasos de danza autoritarios que iban y venían pero más venían que iban– ejercitaba sus fuerzas extendiendo la represión en círculos concéntricos. Si el año anterior la mira estuvo puesta en los “subversivos” y “terroristas”, ahora eran su objeto sindicalistas, militantes de partidos de izquierda, militantes sin partido pero contra la dictadura, estudiantes. El general Seregni estaba preso desde el 9 de julio, en el marco de las medidas prontas de seguridad.
Ese 30 de diciembre, Lily Lerena, a quien por primera vez se le permitió visitar a su esposo el 26 de ese mes, dirige una carta al comandante en jefe del Ejército, el general Hugo Chiappe Pose. E...
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