A François Hollande la luna de miel con el electorado francés le duró apenas un par de meses. Pasado ese tiempo, su nivel de popularidad se desplomó y ya debió comenzar a enfrentar ataques cruzados, desde el sector empresarial pero también de los sindicatos mayoritarios, incluidos los afiliados a la central sindical más afín al Partido Socialista. El nuevo megaajuste publicitado el pasado fin de semana no lo va a ayudar a repuntar en las encuestas, aunque justo es decir que el plan de austeridad anunciado por el socialista, destinado a ahorrar unos 33.000 millones de euros en dos años, no es ni cerca de la misma naturaleza que los ajustes practicados por su predecesor, Nicolas Sarkozy, o por los gobiernos de derecha de otros países. Hollande subrayó que los recortes serán soportados, casi...
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