Por estos días, todos los medios se refirieron a la muerte de este italiano de vida y obra polémicas. La mayoría tendieron a ser condescendientes, anodinos o demonizadores. Pero Zeffirelli merece otra mirada, quizás, entre comprensiva y exultante. O simplemente que ponga las cosas en su preciso lugar.
Para muchos, este florentino nunca fue demasiado
simpático. Sus declaraciones, poco amables. Tajante en lo que opinaba. Era casi
una ópera viviente. En su larga vida pudo trabajar con algunos de los popes del
cine italiano y en especial con su mentor en más de un sentido: Luchino
Visconti. Asistente, colega y amante, quiso retomar esa suerte de decadentismo,
pero la superficialidad le jugó varias malas pasadas.
Franco Zeffirelli tuvo la bendita suerte de nacer en
Florencia, lugar privilegiad...
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