El reciente convenio firmado entre la multinacional Monsanto y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria reafirma el rumbo del Uruguay sojero. Las nuevas evidencias que vienen de Europa sobre la potencialidad contaminante y cancerígena del maíz transgénico nk603 –de venta libre en Uruguay– y del herbicida estrella de la compañía, cuestionan la liviandad con que se resuelve su liberación comercial en el país.
Monsanto viene ganando terreno hacia el sur. Porque ya es tiempo de generar escenarios latinoamericanos que faciliten el cobro de regalías. Y en ese plan los países de la región
–los mayores productores de soja transgénica– son lógicamente su prioridad. Pero además se acerca una fecha clave: en 2014 vence su patente mundial por la tecnología en soja transgénica (denominada r...
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