—¿El teatro es una forma de sanación? —No lo sé. Puedo decir que sí sobre el proceso de escritura. Los primeros momentos fueron muy angustiantes, pero después la escena te pide ciertas cosas que te obligan a vivirlo de otra manera, porque se trata de una comedia y es muy graciosa. El humor te permite esa distancia; un clima que es importante que sea pesado y duro lo podés romper con un chiste. Este tratamiento me obligó a que dejara de ser una cosa personal para pasar a ser un hecho artístico, más objetivo. —Pero tu disparador fue una vivencia personal muy dolorosa. —Sí, lo pude escribir porque fue algo que me pasó, perdí a mi bebé con pocos días de vida. Pero la primera escena ya la tenía escrita mucho antes, sin saber en qué iba a terminar esa idea. Quería escribir algo en torno al rapto...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate







