Si algo faltaba para terminar de desprestigiar al premio Nobel de la paz, otorgado por el parlamento noruego, fue la decisión de concedérselo a la Unión Europea. Esta distinción fue instituida en el testamento del magnate sueco Alfred Nobel para premiar “a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”. Ya en el pasado hubo premiaciones que provocaron escándalo: un criminal de guerra como Henry Kissinger, que hizo estragos en Indochina, lo obtuvo en 1973; y antes, en 1906, el premio había sido para Theodore Roosevelt, conocido por ser el artífice de la “diplomacia del garrote” aplicada para arrebatar la victoria que Cuba estaba a punto de concreta...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate