Diego Presa
Aquellos cinco o seis pibes entraron al estudio de la radio donde yo conducía un programa nocturno, en una helada noche de 2006.La entrevista giró en torno a una propuesta cultural integral, más que una simple banda de rock llamada Buceo Invisible, que venía trabajando desde 1997, y que unía música con poesía y artes plásticas en “muestras” realizadas en salas convencionales o “espacios recuperados” tales como sótanos, galpones o depósitos en desuso.
Toda una idea, claro. Los miré condescendiente, pensando para mis adentros “otros pibes que van a salvar la cultura uruguaya, llenos de candor y de ingenuas buenas intenciones”. Pero pelaron un par de guitarras y cantaron allí en el estudio de radio El Espectador algunas hermosas baladas y dejé de hacerme el canchero en el act...
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