Taganga es un suburbio costero a diez minutos de Santa Marta. La costa está cobijada por una media luna de cerros verdes mojando sus pies en la bahía que humedece leve, sin olas, la playa de unas quince cuadras de frente. Lindo lugar para tirar la chancleta sin más, aunque con ciertas restricciones: tenés que saber hablar inglés y estar dispuesto a lo clandestino para tirar unos pasos.
El balneario alguna vez fue pueblo de pescadores, no entraba más que el autorizado. Celosos costeros albañilearon unos ranchos muy latinoamericanos abanicados por los treinta grados constantes y un sol amable. Los tagangueros están hechos a la medida del tiempo, mestizos, afrodescendientes y tataranietos de indios. Los más viejos se tambalean por los caminos entre casas de bloques más o menos coloreadas...
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