Murakami y el sismo de Kobe
“Lo que ven nuestros ojos no tiene por qué ser forzosamente la verdad.”
No es que Haruki Murakami (Kioto, 1949), el último y más reputado best-sellerista japonés en Occidente niegue los ojos y sus posibilidades. No es que el postergadísimo Nobel –según amantes y detractores de su narrativa– opine que lo que se ve no es de fiarse; no dice eso, no arriesga lo que un Saint Exupéry cuando alertó sobre lo esencial y lo invisible a los ojos. Murakami, como muchos otros escritores japoneses de suceso en Occidente, dice cosas –vía esforzada traducción– de las que sólo somos capaces de atrapar una porción literaria, una casi fisonómica, un invento caricatural y epidérmico con inseguridad sobre el cuerpo de la cosa, algo así como raspar una pared de símbolos sobre la que...
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