Crónica desde San Pablo
La capital financiera encendió la mecha de las protestas, y en tan sólo un día más de 300 mil brasileños salieron a la calle El miércoles conseguían cumplir el primer objetivo de sus movilizaciones. Y de repente, en la selva de piedra había esperanza.
Hace más de tres décadas que Brasil no vive una semana con la intensidad de esta última. El lunes llegó con urgencia; el martes se instaló el desconcierto; en la última hora del miércoles aparecía la euforia; el jueves, el regocijo del trabajo bien hecho. ¿Y el viernes? ¿La inquietud de lo que vendrá después? Doce días de movilizaciones y seis jornadas de manifestaciones masivas han conseguido algo mucho más valioso que la anulación del aumento del transporte público. Durante estos días los brasileños han recupera...
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