¿Por qué pensar en los desaparecidos?
En verdad, ya no estamos en el dilema entre memoria y olvido, sino en escoger las buenas maneras de recordar.
En la interrogación sobre el origen del hombre, sobre los albores de lo que llamamos “humanización” (pregunta ésta que se hacen desde los arqueólogos, los psicoanalistas y tantos oficios más, hasta los filósofos y los poetas), hubo un tiempo en que se puso el énfasis en la posición bípeda y la oposición del pulgar (dando prioridad a la predeterminación biológica), luego fue la aparición de la herramienta, como arma o útil de trabajo, y hoy se admite que es la tumba el rasgo distintivo del comienzo de la hominización, como expresión de la devoción al ancestro, dando así relevancia y primacía a lo cultural.
HIJOSDALGO. Una condición di...
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