Golpe de Estado en Egipto
Luego de que millones de personas salieran a las calles, el presidente egipcio Mohamed Mursi, electo un año atrás, fue derrocado por el Ejército, detenido y sustituido por el presidente del Tribunal Constitucional, Adli Mansur, quien debe convocar a nuevas elecciones. Las potencias occidentales pidieron acelerar el traspaso del poder a los civiles pero no condenaron el golpe. Los principales líderes de los Hermanos Musulmanes, hasta ahora gobernantes, marcharon a prisión. Acaba así una nueva experiencia de gestión islámica electa.
Las cosas van muy deprisa. Hace apenas un año un modelo parecía imponerse de manera irresistible en el nuevo mundo árabe en gestación a partir de las intifadas populares: el que debía llevar al poder, por la vía democrática, a los i...
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