Adiós a Juan Introini, latinista, escritorSe fue Juan, pero dejó un libro. El canto de los alacranes entró en la imprenta al día siguiente de su muerte. Esa delicadeza parece muy suya, como si la cortesía enorme que distinguía a Juan Introini no tolerase provocar tanta desolación a los amigos. Es una hermosa metáfora, pero no fue así. También tallaba su modestia y con ella la postergación que impone el rudo mundo a los espíritus frágiles y exquisitos. Fue un escritor tímido: no en la escritura pero sí en la administración de la escritura. En compensación tuvo muchos amigos. Alfredo Fressia, uno de los más cercanos a pesar de la distancia y uno de los más antiguos, cuenta que el libro estaba pronto hace años y que, sin mencionar la enfermedad, tuvo que convencerlo para que se decidiese a p...
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