UNO. “Ojo con los japoneses, que son los más modernos y los más feudales al mismo tiempo.” Decidí que mi amiga exageraba, por más que viva en España y conozca más japoneses que yo. Así que me dispuse a olvidar la frase, aunque algo quedó repicando mientras procesaba el encuentro inicial con Tokio como un vendaval de racionalidad, tecnología, amabilidad, limpieza y civilización. A simple vista hay más feudalismo en la esquina de mi casa, en la calle Arenal Grande.
Japón desafía desde hace años a todos los modelos explicativos que equiparan modernización y occidentalización y hacen de la primera (o de ambas) un proceso lineal y acumulativo. Es difícil entenderlo en una semana y acaso no habría ni que intentarlo. Para peor, soy un ignorante nipón. Nunca seguí las películas de arte...
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