Andrés Thomas Conteris tiene 52 años y es estadounidense. Es de madre uruguaya, y a esa uruguayidad debe “su despertar a la conciencia pública”, según dice. Fue en los setenta cuando supo que su tío, el escritor Híber Conteris, había caído detenido en la lejana Montevideo acusado de pertenecer al mln. “En ese momento me enteré de muchas cosas. Por ejemplo que mi país estaba enviando a América Latina la última tecnología en tortura, y que inspiraba y exportaba el terrorismo de Estado que aplicaban las dictaduras de por aquí.
Y supe luego que un señor nacido en mi país al que le habían colocado una placa en homenaje en la universidad de la ciudad en que yo estudié, en Richmond, Indiana, el señor Dan Mitrione, había adiestrado años antes a los policías uruguayos en las técnicas de la tor...
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