“Blue Jasmine”
El arte de empezar, apuntaba García Márquez. Ya en la primera escena, con esa rubia hablando sin parar a su estupefacta compañera de asiento en un avión, parla que no cesa ni ante la cinta transportadora de equipaje que la reúne con sus maletas Vuitton, Woody Allen hace un resumen perfecto de su protagonista. Bella, elegante, compulsiva, cero capacidad de entender que a su lado hay “otro” –y mucho menos sus sentimientos o necesidades–, patética, de a ratos francamente odiosa. Pero aun en sus momentos más antipáticos, está ahí la presencia del dolor. Cate Blanchett es Jasmine, que viene de la riqueza y la sofisticación neoyorquina a sumergirse por necesidad en San Francisco y en el ambiente pobretón y desprolijo de su hermana adoptiva Ginger (la inglesa Sally Hawkins, protag...
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