Si bien me encantan los dos primeros discos de Velvet Undergorund, banda que descubrí ya de grande, nunca fui un fanático absoluto de la obra de Lou Reed. Su música siempre me pareció interesante, pero entendía a quienes se permitían cuestionar que un veterano que cantaba casi hablando canciones muy similares entre sí fuera una de las figuras clave del rock and roll.
Sin embargo, el recital que Reed dio en el Teatro de Verano en noviembre de 2000 sigue siendo uno de los mejores conciertos a que asistí en mi vida. Bajo una lluvia constante y por más de dos horas, Lou Reed, Mike Rathke, Fernando Saunders y Tony “Thunder” Smith demostraron virtuosismo, buen gusto, riesgo, profesionalismo y una entrega y compromiso totales con la música que estaban ofreciendo. En ese recital donde Lou Re...
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