Su nombre es Ahmed, aunque en el ambiente del periodismo deportivo lo llaman “el Doctor”. Lo conocí el miércoles, mientras la selección de fútbol de su país lograba arrancar un punto del Centenario con las armas que durante tantos años supimos esgrimir con orgullo: todos metiditos atrás, cero vergüenza a la hora de bajar al rival que se escapa, y con una vocación ofensiva casi nula. Me dejó algunos conceptos que me gustaría compartir mientras hacemos el clic que nos llevará sin escalas –a nosotros y al Centenario– de la deportividad casi naif de los jordanos a los desbordes emocionales del clásico.
“Está bueno, bueno” me decía Ahmed, mientras saboreaba un chorizo extra al que no se animó a aderezar. Con 53 años de periodismo deportivo, el hombre –declarado opositor a la figura ...
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