Multiverso festivalero - Semanario Brecha
41.° Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay

Multiverso festivalero

Con 130 largometrajes y 70 cortos de unos 50 países, el esperado festival de cine de Montevideo se desdobla y ofrece una infinidad de combinaciones posibles para que el espectador pueda bucear en él, disfrutando de una programación exquisita  y de una diversidad incomparable. A continuación, varias hojas de ruta posibles.

Fotograma de Unicorn Wars. DIFUSIÓN

Muchas veces quisiéramos clonarnos para abarcar todas las salas, todas las películas, todas las actividades, todos los Q&A, todas las instancias de encuentro con los invitados, todas las conversaciones entre pasillos. El esperado festival de Cinemateca supone, para el cinéfilo, la posibilidad de ser un niño en una juguetería, pero uno cuyos brazos apenas podrían abarcar una fracción de todas las maravillas dispuestas en las góndolas. Por fortuna, la existencia de los multiversos nos permite idear varios itinerarios temáticos posibles, recorridos incompatibles entre sí, pero cada uno con un poder gratificante descomunal.

Como si recorriéramos diferentes agujeros de gusano cinéfilos, podemos desdoblar el espacio-tiempo; en cualquiera de estas alternativas, el viajante podrá seguir un itinerario con la seguridad de estar viviendo experiencias únicas. Cuando termine, podrá jactarse de ser más sabio; quizá, incluso, mejor persona. Este cronista propone solo cuatro opciones caprichosas, pueden elaborarse infinitas más. Los lectores sabrán configurar sus propios viajes, seguramente más trascendentales y luminosos.

ITINERARIO 1: ANIMACIÓN

Sabemos que si atravesamos la programación con el eje en el cine animado vamos a encontrar diversidad y, ante todo, creatividad. Podemos ir acompañados de un niño a ver el hermoso largometraje noruego Titina, de Kajsa Næss, una historia basada en hechos reales que nos retrotrae a 1925, a una expedición en dirigible hacia el Polo Norte. En la competencia de cortometrajes infantiles nos encontramos con logrados cortos, como el suizo La reina de los zorros, de Marina Rosset, hecho con una cálida impronta artesanal, o el nominado al Óscar (que merecía ganar) Vendedores de hielo, del portugués João Gonzalez, en el que padre e hijo se abocan a una rutina peligrosa para subsistir. Si el niño acompañante ya es prepúber o adolescente, en esta misma competencia podrá ver el arriesgado y virtuoso corto Garrano, de David Doutel y Vasco Sá, realizado con una mezcla de 2D digital y pintura sobre vidrio: una historia con un notable poder de sugestión. Asimismo, el estremecedor Letter to a Pig, de la israelí Tal Kantor, es un gran trabajo en rotoscopia que nos precipita a una anécdota de supervivencia en el Holocausto.

Con los niños ya bien lejos de la sala, el espectador podrá incursionar en la demencial Unicorn Wars. Su director es el gallego Alberto Vázquez, quien había dirigido previamente, junto a Pedro Rivero, el brillante largo Psiconautas, los niños olvidados y ahora se lanzó a este increíble despropósito. En él, el bando de los ositos emprende una cruzada santa e hipersangrienta contra el de los unicornios. Parece una bizarreada (y lo es), pero hay que ver lo bien logrados que están los climas y la mala vibra que se respira. El maestro nipón Hayao Miyazaki está presente en cada escena, como si se hubiera zampado un brownie de anfetaminas y ayahuasca y estuviera atravesando un muy mal viaje. Hay referencias a Israel y Palestina, a la religión como motor de las guerras, al militarismo patriarcal, a los ciclos históricos y a la imbecilidad humana. Se trata de una película imprescindible.

ITINERARIO 2: CINE MULTIPREMIADO

Nuestro segundo recorrido supone aferrarse a la seguridad que nos dan los itinerarios previos de las películas y la acumulación de galardones que tienen en su haber. La excelente Godland, del director islandés Hlynur Pálmason, ya ha recolectado unos 15 premios, incluyendo varios en los festivales de San Sebastián, Chicago y Londres. Trata sobre la travesía que realizó a fines del siglo XIX un sacerdote danés por zonas agrestes de Islandia y su recibimiento por la población local. Una historia que habla del colonialismo y sus resistencias sin caer en simplismos. No menos brillante es la argentina Trenque Lauquen, de Laura Citarella, que cosechó premios en la Sociedad Internacional de Cinéfilos, en la Isla de Hainan y en Mar del Plata. Dura nada menos que cuatro horas y 20 minutos, pero el tiempo pasa volando y no le sobra nada a esta adictiva superposición de aventuras, misterios y descubrimientos. Es una de las películas latinoamericanas del año.

Ya habíamos hablado en estas páginas sobre la suiza y sobresaliente Unrest, de Cyril Schäublin (premios en Pekín, Berlín, Viena y otros), del alucinante abordaje documental de Geographies of Solitude, de la canadiense Jacquelyn Mills (más de dos decenas de premios en Berlín, Las Palmas, Hot Docs [Toronto] y Vancouver), y de la dura y portentosa exploración de la violencia doméstica que es Tengo sueños eléctricos, de la costarricense Valentina Maurel (más de una docena de premios, entre ellos en Locarno, Palm Springs y San Sebastián). Otros títulos galardonados, pero que este cronista aún no ha visto, son el thriller español Suro (premios Gaudí, en San Sebastián y en Almería), el coming-of-age romántico canadiense Falcon Lake, de Charlotte Le Bon (premios en Chicago, Bucarest, Deauville y Vancouver), y el filme de clausura 20.000 especies de abejas, ópera prima de la directora española Estibaliz Urresola (premios en los festivales de Berlín y Málaga).

ITINERARIO 3: GRANDES TALENTOS

Otra forma de pisar sobre seguro es atenerse a películas hechas por cineastas sólidos y con grandes películas anteriores. Así, el díptico Mal viver y Viver mal, de João Canijo, se enfoca, respectivamente, en una familia que maneja un hotel turístico y en los tres grupos de inquilinos que se alojan allí. Las películas pueden verse de a una, pero quizá lo recomendable es verlas juntas para captar mejor la idea y el espíritu general. Canijo es un veterano del cine portugués, autor de grandes películas, entre las que se cuentan Sangre de mi sangre y Noche oscura, y promete aquí dos melodramas duros y recargados a lo Douglas Sirk. En cuanto a El eco, es la última película de la salvadoreña radicada en México Tatiana Huezo, una de las más importantes cineastas latinoamericanas de los últimos años, autora de El lugar más pequeño, La tempestad y Noche de fuego. Su nueva película se centra en una pequeña comunidad campesina.

No hay ni que decir que el maestro Jafar Panahi (El espejo, El círculo, Offside) siempre es una apuesta segura. No Bears es una clara muestra de su talento, pero quizá también su película más oscura: esperamos que el cineasta goce actualmente de buena salud, ya que su mirada hacia ciertos sectores de la sociedad iraní es de un pesimismo rasante y terrorífico. Otro mal trago promete el cineasta más maldito de todos, el austríaco Ulrich Seidl, con Sparta, en la cual se aboca al tema de la pedofilia. Seidl ha hecho películas terribles pero inolvidables, como Días de perro, En el sótano o Safari, y nunca defrauda si lo que se busca son emociones fuertes. Bajando algunos decibeles dramáticos, Una buena mañana es la última película de la gran realizadora parisina Mia Hansen-Løve (El padre de mis hijos, Edén, La isla de Bergman), un logrado cuadro familiar con notables interpretaciones y un abordaje entrañable y afectuoso. Decision to Leave, del surcoreano Park Chan-wook (El nombre de la venganza, Oldboy), se trata de un thriller de corte clásico pero estremecedor en su fría y peculiar tonalidad. Tenéis que venir a verla debe de ser de las películas más cortas −apenas 64 minutos− de su director Jonás Trueba (Los ilusos, La reconquista, La virgen de agosto), pero seguramente sea tan encantadora como todo lo que hace. También podemos apostar por Tótem, ya que su directora, la mexicana Lila Avilés, había logrado una notable ópera prima con La camarista.

ITINERARIO 4: URUGUAY ES EL MEJOR PAÍS

Podríamos, también, dedicarnos a seguir de cerca nuestra producción más cercana, lo que supone ponernos al día con sobresalientes realizaciones locales en proyecciones presentadas por sus realizadores. Alcira y el campo de espigas es la ópera prima de Agustín Fernández Gabard y supone su propia indagación en un mito familiar: su tía Alcira Soust Scaffo, poeta uruguaya, sobrevivió escondida en un baño la ocupación de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) por el ejército mexicano. La uruguaya, de Ana García Blaya, es una coproducción argentino-uruguaya, pero está ambientada principalmente en nuestro país y supone otro punto fuerte de la programación. Otra coproducción es la notable El visitante, de Martín Boulocq. Rodada en Bolivia, cuenta con talentos uruguayos en la realización, entre otros, con César Troncoso interpretando a un villano fenomenal. Otros títulos uruguayos son 18 de Julio, de Catalina Marín, Amores pendientes, de Óscar Estévez, y los mediometrajes Nina & Emma, de Mercedes Cosco, Osiris de la piel para adentro, de Jorge Estévez Ramos, y A media agua, de Melanie Cobham. Para finalizar, recomiendo tener en cuenta la posibilidad de asistir a Decir adiós, coproducción documental uruguayo-brasileña dirigida por la carioca Carolina Sá.

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