Terminé la reseña de Figari y la pena de muerte1 en la madrugada del martes, la mandé a Brecha y me demoré en Internet. Vi el videoclip “La violencia”, de la Catalina, ahora con No Te Va Gustar. Sufrí el impacto, su horrible belleza, su llegada dolorosa. Lo puse en mi muro de Facebook sin ningún comentario.
Todavía no estaban disponibles las palabras. Al otro día el video había sido replicado por otros, y se había instalado una polémica. En mi muro alguien se quejó de que se hubiese financiado un “caprichito”, pero en otros muros se dio una discusión más variada, más equívoca, de pronto fermental. El rechazo se pronunciaba con un desprecio –“berrreta”, “oportunista”– que parecía contagiado de la violencia de la letra de la murga: “Vengo de la cabeza soy de una banda descontrolada/ hoy...
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