Crónica de un refugio en días de tormenta
Un sujeto particular, digamos Marcelo, en un refugio concreto, Factor Solidaridad, durante un día con pocos precedentes: el ciclón de setiembre. Trayectorias personales, rebeldías y convivencia se mezclan con las variables de la naturaleza y las normas institucionales. Una historia chiquita, porque es de lupa, pero de grandes conmociones individuales.
“Puerta”, gritaron un par de voces masculinas que querían salir. Eran las nueve de la mañana y el refugio ya terminaba su horario de atención. Las primeras caras, aún algo soñolientas, se asomaron a través del portón rojo que las separaba de la intemperie y encontraron un panorama gris y lluvioso, nada nuevo en esta extraña primavera montevideana.
El lunes pasado, a pesar de los augurios d...
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