Honduras
Cuando el derechista Juan Orlando Hernández asumió el poder en Honduras, el 27 de enero pasado, prometió “mano dura para terminar con la delincuencia”. Su país aparecía en la lista de los más violentos del mundo, y el presidente traía consigo “un arsenal” de medidas para combatirla. Comenzó a ponerlas en práctica… y no tuvo efecto alguno. Honduras continúa presentando una media de entre 79 y 90 asesinatos cada 100 mil habitantes (según la fuente que se tome, pero en cualquier caso, el récord global), y Tegucigalpa, su capital, es considerada por las Naciones Unidas una ciudad tan o más violenta que algunas ubicadas en países en guerra. En estas últimas semanas se produjo lo que un periodista de la revista digital salvadoreña El faro considera “un ejemplo que recuerda que esta reg...
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