Un caminito de migas de pan debería permitir a otras personas perdidas en un bosque encontrar el camino de salida. O si en vez de perdidas estuvieran rotas o desarmadas, encontrar el camino para recomponerse.
La película Migas de Pan no es una historia de la cárcel política de mujeres ni de la represión en Uruguay. Es, a mi entender, una ficción en entornos reales, un alegato contra la tortura y, sobre todo, una mirada empática sobre el proceso de recomposición del alma maltratada.
Cada personaje es aquí una combinación de diversas personas y cada hecho está compuesto por otros tantos ocurridos en distintos escenarios y momentos aunque hayan sido colocados, por decisión autoral, en uno.
Migas de Pan arranca en un muy cercano 2010, esbozando las circunstancias actuales de Liliana Pereira, c...
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