Años ha, en un inhóspito y gigantesco refugio europeo al que llegaban decenas de latinoamericanos (sobre todo chilenos, muchos argentinos, algunos uruguayos desde Buenos Aires), una serie de pequeños incidentes entre ellos llevó a la intervención de la policía. Nada se descubrió entonces de demasiado grave: peleas y peleítas, rencillas de convivencia y políticas, acusaciones cruzadas de pelotudeces varias. Quedaron claros, sí, para los policías y para quienes administraban el refugio, los tremendos rayes con los que cargaban los refugiados que allí se apretaban. Pero sobre los recién llegados estaban puestos, al parecer, los ojos de al menos parte de la sociedad local, una pequeña ciudad periférica que por la época era bastante más aldeana que hoy. La historia trascendió a la prensa y algu...
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