Alma tiene 19 años y un bebé de un año y tres meses. Va al liceo, trabaja y particularmente hoy está feliz porque se sacó un 8 en música. Cuando conoció al padre de su hijo dejó de estudiar, y luego cuando quedó embarazada “me entraba la pereza, me pasaba con sueño en casa”. Ahora que el bebé está más grande y se queda con la abuela, empezó a estudiar de nuevo. “Para finalizar”, explica, nada de andar dejando las cosas por la mitad.
De adolescente iba al centro juvenil Casa Joven, en Casabó; estaba embarazada pero nadie lo sabía. Cuando llegó a los cinco meses les contó a las educadoras del centro y la invitaron a participar del proyecto Casa Upa, que en ese momento funcionaba como un proyecto piloto en el barrio.
Todo lo que le propusieron en Casa Upa se cumplió, piensa. “Tuvimos talleres...
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