“Debe de ser terrible –escribió la narradora mexicana Rosa Beltrán– verse obligado a abandonar el propio país, sumar al dolor de la distancia la culpa por la vida que se deja, el apremio por la que se inicia y, además, estar sometido a continuo examen.”
Pero no lo escribió pensando en sirios. La cita pertenece a su reseña del libro El Uruguay del exilio (coordinado por la historiadora Silvia Dutrénit), texto donde hace ya más de una década un nutrido equipo de investigadores pasó revista a la experiencia del exilio político uruguayo.1
Beltrán escribió pensando en aquellos uruguayos que su país recibió, y que lo hizo– como precisó a Brecha el economista José Manuel Quijano, uno de aquellos asilados– “de manera ejemplar”. Pero aunque no está de más insistir en la política valiente de los gob...
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